La mayoría de los países que
durante su historia han sufrido crímenes de lesa humanidad, han condenado y
ajusticiado a los responsables de las dictaduras militares o regímenes
autoritarios que los provocaron. Estos son los casos recientes de Argentina y
Chile, donde se han perseguido a los responsables de la dictadura del general
Videla y Augusto Pinochet respectivamente. De la misma forma en Alemania, la
apología al nazismo esta prohibida y perseguida por Ley.
Para nuestra vergüenza
internacional, esto no ha sucedido en España. La dictadura franquista no ha
sido declarada ilegal; los responsables de los crímenes han vivido impunemente
y para mayor escarnio el dictador antes de morir en la cama, nombró como
sucesor y heredero de su legado al rey Juan Carlos I.
Antes profundizar en la legalidad
de la monarquía actual, vamos a recodar algunas consideraciones que en nuestra
opinión son ineludibles.
El gobierno de la Segunda
República fue emanado del pueblo en elecciones de 12 de abril de 1931. El rey
Alfonso XIII tras conocer la victoria de los partidos republicanos abandona el
país. No lo hizo como se ha escrito en la mayoría de los libros de historia “por
su amor a España y para salvar al país de una guerra civil”. La realidad, fue
que el rey tuvo miedo de correr la misma suerte que el zar Nicolás segundo. El
rey huyó despavorido, dejando atrás incluso a su mujer quién tomo otro camino,
ya que el rey partió de Cartagena en un barco rumbo a Marsella y el resto de la
familia marchó en tren a Francia. Por otra parte, es importante conocer que el monarca
salió de España con el equivalente a 48 millones de euros depositados en bancos
de Paris y Londres.
Una vez establecido el gobierno de
la Segunda República, por una Ley del 26 de noviembre de 1931 aprobada en las
Cortes, acusaría al Rey Alfonso XIII de alta traición. Como dijo el ilustre
Valle Inclán: “Los españoles han echado
al último de los borbones, no por rey sino por ladrón”. El monarca fue
degradado de todas sus dignidades, derechos y títulos, los cuales no podría
ostentar ni dentro ni fuera de España; además no podría reivindicarlos jamás ni
para él ni para sus sucesores. De la misma forma, se le incautan todos sus
bienes, derechos y acciones de su propiedad que se encuentren en territorio
nacional.
Esta ley sería derogada por otra
de 15 de diciembre de 1938 firmada por el general golpista Francisco Franco,
quien se había levantado en armas contra el gobierno legítimo de la república. En
este sentido, la monarquía actual está concebida bajo un régimen ilegal.
Al comenzar la Guerra Civil
Española, Alfonso XIII apoyó fervientemente al bando golpista, afirmando ser un
“falangista de primera hora”, donando un millón de pesetas a la causa
franquista. Su hijo Juan de Borbón (padre del actual monarca), el 1 de agosto
de 1936 cruzó la frontera con intención de unirse a los golpistas, pero estos
lo rechazaron. Posteriormente el 28 de febrero de 1941, Alfonso XIII moría en
Roma, cediendo los derechos dinásticos a su hijo Juan de Borbón.
Una vez aferrada la dictadura
franquista en el poder, Franco aprobaría el 26 de julio de 1947 la Ley de
Sucesión en la Jefatura de Estado, por la cual: “La Jefatura de Estado corresponde al Caudillo de España y de la
Cruzada, Generalísimo de los ejércitos, don Francisco Franco Bahamonde”.
Con todo ello, Franco se aseguraba que España era una monarquía, pero que sería
gobernada por Franco hasta su muerte o incapacidad, y que Franco tenía derecho
a nombrar sucesor, prescindiendo de cualquier otra legitimidad dinástica, en alguien
que fuese un varón de al menos treinta años, católico y que aceptase en su
integridad las leyes fundamentales del régimen y del Movimiento franquista.
España se constituía en un reino,
sin rey. Por la Ley de Sucesión, Franco tendría el poder para elegir su
heredero cuando lo considerase conveniente. Esta situación, irritaría a Juan de
Borbón, hijo de Alfonso XIII que aspiraba a la Corona de España, el cual
rompería temporalmente las relaciones con el régimen franquista.
Posteriormente las relaciones
entre Franco y Juan de Borbón se reanudaron, llegando a al acuerdo de que el infante
Juan Carlos de Borbón, podría educarse en España a partir de 1948. De esta
forma, Franco podría moldear al presunto heredero y educarle en los valores de
los principios del Movimiento, institucionalizando y consolidando el régimen
franquista.
Los borbones que habían vivido plácidamente
en Estoril, poco a poco se fueron se acercando a España. El 12 de diciembre de
1959, el príncipe Juan Carlos de Borbón tras una minuciosa instrucción militar,
juraba la bandera del régimen franquista en Zaragoza.
El 22 de julio de 1969, el joven príncipe
juraría las Leyes fundamentales del reino y del Movimiento Nacional, es decir
el ideario franquista. Desde ese momento, Juan Carlos I sería el sucesor
designado por Franco para la Jefatura del Estado y asumió interinamente este
cargo desde el 19 de julio al 2 de septiembre de 1974 y del 30 de octubre al 20
de noviembre de 1975 por enfermedad de Franco.
Las relaciones entre la familia
Franco y los borbones se tornaron afables y cordiales. El príncipe, junto a la
familia Franco, acudieron en numerosas ocasiones a homenajes con motivo del 18
de julio, que festejaba el alzamiento militar contra el gobierno de la
República y a los caídos por Dios y por España.
Al anunciarse la muerte del
dictador Franco, el 20 de noviembre de 1975, el príncipe Juan Carlos juró
acatar los Principios del Movimiento Nacional, destinados a perpetuar el
franquismo. Una vez rey, Juan Carlos ensalzó la figura de su progenitor, dando
honores de Jefe de Estado al dictador Franco y declarando luto nacional.
Posteriormente llegaría el periodo
denominado como La Transición que
daba continuidad al franquismo y que constituía
una nueva traición a la verdadera democracia de 1931, emanada en el gobierno la
Segunda República.
La monarquía española y los modelos monárquicos son ilegales
a la luz del derecho constitucional y del derecho internacional. En la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, en el artículo 1 dice: todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y dotados como
están de razón y consciencia deben comportarse fraternalmente los unos con los
otros. En el artículo 2, en su apartado primero dice así: toda persona tiene
todos los derechos y libertades proclamados en esta declaración, sin distinción
alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier
otra índole u origen nacional o social, posición económica, NACIMIENTO o
cualquier otra condición.
Con la Declaración Universal de Derechos Humanos, la
monarquía es ilegal. Ya que incumple los artículos claves que garantizan la
igualdad de la ciudadanía en derechos y en el acceso a los cargos públicos. NO
SE PUEDE NACER CON LA JEFATURA DEL ESTADO BAJO EL BRAZO. Pero por
si esto fuera poco, tal y como hemos visto en este artículo, la monarquía
actual está concebida bajo un régimen ilegal, incoherente e inmoral, porque a todas luces nace de un
régimen golpista y de carácter ilegítimo.
Via----Eco republicano
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